miércoles, septiembre 26, 2007

El fin de otra etapa

Acabo de enterarme hace algunos minutos atrás que un amigo se vuelve a Concepción luego de haberse propuesto encontrar pega hace un año atrás. La semana pasada, otro amigo nos contó que será padre. Un tercero tuvo un salto en su carrera, también hace unos días. A otro lo pateó su novia y su mundo se vino al suelo.


Yo, por fin, luego de siete meses de desencantos y rabias, me mudo a mi casa. A la casa que estuvimos intentando remodelar todo este tiempo. Y hoy me llamaron para una oportunidad de pega.


Sucede periódicamente que los cambios que me afectan, aquellas cosas buenas y malas que marcan antes y después, son prácticamente simultáneas en las realidades de otras personas cercanas.


No encuentro pega aún. Pero me siento diferente. Pienso además que en mis seis meses de VIA X no me sentí necesariamente empleado o trabajando. Algo había ahí que no funcionó. No hablo de la empresa, hablo de mí mismo. Pero no me arrepiento de nada.


Estuve leyendo pacientemente los comentarios que se agregaron a mi posteo anterior, un ejercicio de ironía frente a la posibilidad absurda de la jubilación anticipada, y me quedó dando vueltas eso de que uno empuja ciertos procesos con la energía que llevamos dentro. Si lo llevo al terreno de la creencia popular, puede que algo de cierto tenga eso de que no haber cambiado el nombre del blog a tiempo me haya hecho sentir que no estaba intrínsecamente ocupado o que no haya dejado totalmente de estar cesante.


Y hoy pensé: "tamos listos... el fin de semana me voy a mi cuchitril". Entonces, el título de este blog no me representa ahora. O no pretendo prolongar esto por más tiempo. No sé cuánto me demore en generar una oportunidad de trabajo. Pero eso ya no me importa porque estaré en mi cuchitril.


Así, este es el posteo final de YO SOY CESANTE. Este blog se cierra. Y yo no volveré a escribir por un tiempo. En todo caso, el ejercicio libre de estos 39 comentarios personales seguirá en un nuevo blog que ofreceré a ustedes desde este mismo lugar. Es decir, colocaré el link correspondiente cuando sea el momento. Su nombre será CUEVAS EN SU CUCHITRIL.

Ah, por cierto... con respecto a la novela por entregas... créanme que me haré el tiempo de reescribir lo que perdí y la someteré a vuestra opinión.

Muchas gracias.

Adiós.

jueves, septiembre 20, 2007

¿Me jubilo?

Me jubilo anticipadamente. Hice los cálculos. Ganaré una mierda pero no trabajo más. A mi mujer le está yendo bien en su pega y se está proyectando. Me jubilo porque agoté posibilidades en las partes donde me gusta.

Y no me gustaría trabajar en pegas que no me gusten.

Tampoco me gusta que me paguen poco y dar todo mi tiempo en una pega que no me satisfaga.

Sé cambiar pañales, contar cuentos, cocinar, restregar ropa vomitada, llevar y traer pendejos al jardín, hacer pedidos de supermercado. Con eso puedo jubilarme anticipadamente ejerciendo de dueño de casa, sin tener que disponer de ayuda con nanas ni nada parecido.

Pienso inclusive que arreglando mi casa aprendí yo mismo a arreglar todo tipo de cachos y estoy dispuesto a capacitarme en los cursos gratuitos que hace el Homecenter y así nada más de maestros, que es mi único terror en la vida. Yo arreglaré las llaves, los enchufes e incluso parcharé los hoyos y colocaré las trampas para ratones metido en la gatera.

Me jubilo anticipadamente porque quiero ocio. Porque ni cesante he sido o he podido ser ocioso. Quiero espacio para leer cualquier huevada que me llegue a las manos. Quiero no tener que proecuparme de que me llamen de una radio para locutear o para cualquier otra pega que implique cambiarme de rubro. No quiero. No quiero trabajar nunca más. Quiero que sean las 11 AM y estar en el pequeño patio de mi casa. Quiero perder la noción de los días de semana. Quiero ver la novela brasileña del 13 de las 2 de la tarde ya almorzado.

Me niego a instalar la oferta de riego automático que me hicieron. La manguera la manejo yo. Quiero cultivar yerbabuena y albahaca todo el año. Quiero escuchar a otros locutores trabajando mientras revuelvo la cazuela y tiendo la ropa. Quiero hacer un asado a mitad de semana en un mes que no sea septiembre.

Quiero comprarme un equipo de música decente... chucha qué caro... necesito una pega por la mierda.

sábado, septiembre 08, 2007

Técnicas Manuales

En mi época de colegio, hace ya un par de milenios, Carlos Santelices era nuestro maestro de un ramo bautizado confusamente como "Técnicas Manuales". Obligatorio hasta segundo medio, en él transcurrían todo tipo de manufacturas, desde ornamentales hasta las más prácticas. En alguna etapa incluso separaban a los hombres para el taller de remaches, ensambles y soldadura al arco, mientras las mujeres entraban en el plano de la economía doméstica y hacían queques que no subían (nos perseguían para comernos esas mierdas)

Nuestro colegio contaba con una infraestructura decente en este sentido. La sala de la especialidad estaba en el ala más antigua. En unos estantes altos estaban varias herramientas a la vista. Siendo más pequeños imaginábamos cuándo sería el día en que Santelices nos haría usar la soldadura al arco, por ejemplo.

Entre sexto y octavo básico sudamos haciendo dibujo técnico. Yo no era malo para el dibujo pero la precisión de los planos en hojas de papel mantequilla era de alta exigencia. Santelices revisaba cada trabajo con escuadra en mano. Descontaba puntos por manchas. Entonces, yo le andaba entre el 3,5 y el 4,5.

Cuando nos hizo origami, todo el curso aprendió a hacer un complejo loro de papel. Yo me saqué un 2. Me frustré tanto que mucho después de la evaluación aprendí sólo y ese loro de mierda es lo único que sé hacer en papel. Me sale mejor incluso que el barquito chileno de papel.

Así, un ramo que era nominalmente salvavidas para estar a la par con Artes Plásticas, Religión y otros del estilo, pasaba a la liguilla de arriba junto a Biología y Matemáticas.

En media, entramos, como ya dije, en el trabajo de maestreo al cien.

Todo iba bien, pero el profesor Santelices tenía enemigos. Mis compañeros lo pelaban. Y claro, él era un tipo sin gran educación y hablaba mal. Otros profes lo miraban feo, como el castor de Filosofía o el palillo de Castellano.

La joya: en el curso de mi primo, Santelices estaba en medio de la explicación de cómo hacer un ensamble de madera. Uno de los alumnos, quizás aburrido de la larga explicación del maestro, le pregunta si es posible leer un manual de instrucciones para luego cortar la madera así de rompe y raja. Santelices le dice que no es posible, y se lo explicó con el siguiente ejemplo: "Es como si yo les estuviese enseñando a nadar y les paso un manual... ¿qué pasaría?... Me le ahogan todos pues..."

La expresión trascendió todos los cursos.

Al año siguiente, Santelices no fue más profesor en el colegio.

Ahora me acordé mucho de él porque me he tenido que colocar a hacer cosas que los nuevos maestros de mi casa dejaron al peo. No sé cómo nunca nadie hizo una película de terror con maestros de la contru. La única fue una comedia con Tom Hanks llamada Hogar Dulce Hogar (The money pit).

No sé si Santelices seguirá vivo por ahí. Ya tenía sus años cuando nos enseñó. Pero si al menos puedo cambiar un interruptor sin que me dé una descarga, es gracias a él.

jueves, agosto 30, 2007

Mi nombre es Tony Soprano

Tony Soprano va al psiquiatra. Está atormentado porque no puede conciliar que su trabajo, que tiene que ver con el soborno, la estafa, el robo, amenazas, golpizas brutales y asesinatos selectivos, se compatibilice con la seguridad y crianza de su familia (esposa, dos hijos y una madre desquisiada y cruel). La línea que separa ambos mundos es de una fragilidad espantosa.

La codicia de su mujer, Carmela, que sale a la caza de todo lo comprable con sus tarjetas de crédito, tiene que ser cubierta con la solvencia de sus negocios que tienen que ver con la construcción, la basura y un puticlub (el selectivo Bada Bing), aparte de lo que pueda salir ocasionalmente. Carmela sufre, pero lo acalla todo pidiendo dinero.

El peso de heredar el negocio familiar que llevaban su tío Junior y su padre, le hace merecer a Tony el tormento de la madre más perversa que se ha visto en televisión. Al final de la primera temporada, entre el tío Junior y ella, mueven los hilos e intentan asesinarlo. No conciliar el perdón para su madre significa el peor de los dolores para Tony Soprano. Su familia nunca tuvo cariño. El tampoco sabe entregarlo. Aún así, tiene un sinnúmero de amantes en todas las temporadas de la serie, algunas más ocasionales que otras. Pero no son más que distracción pasajera: una de ella sufre un accidente doméstico y se quema gran parte del cuerpo mientras están en un motel. Tony irá a la clínica y le dejará dinero en la cama para no volver a verla jamás.

Las sesiones con la psiquiatra Jennifer Melfi progresan a comienzos de la segunda temporada. Tony se empota con ella. Es la única mujer que lo desafía intelectualmente, que lo calma, que le explica cosas, la única mujer que lo entiende o intenta entenderlo. Tony quiere llegar más allá. Ella no cruza la línea pero fantasea. A comienzos de la tercera temporada la doctora Melfi es violada en un estacionamiento y se debate entre pedirle a Tony que pueda vengarla y mantener su relación con el mafioso en estrictos términos profesionales. No lo hace. Al final de la última teporada, convencida de que los sociópatas se vuelven peor con terapias, le pide drásticamente a Tony que no vuelva más.

Tony tiene un sobrino, pariente directo de su mujer. Christopher Moltisanti es irrestrictamente fiel a sus órdenes, no tiene escrúpulos, cumple órdenes y no desafía pero está permanentemente de un hilo por su adicción a la cocaína y al alcohol. En el fondo quiere ser director y escritor para cine. Tiene una novia: Adriana. La ama, pero su relación con ella transita entre lo perverso y lo amoroso. Ella, acosada por el FBI, protege el nombre de su novio y el de Tony Soprano, hasta que le confiesa a Christopher que están tras ella. La fidelidad de Christopher es de tal magnitud que entrega a su mujer al clan de Tony y Silvio, otro de los cabecillas, la asesina en un bosque. Tiempo después logra dirigir su primera película financiado por un tipo que hace porno. Cleaver, mezcla de zombies y gangsters inspira su personaje principal en Tony Soprano. Tony no se lo perdonará. Cuando ambos sufren un accidente automovilístico, ahoga a su sobrino, a quien en un minuto pensó como su heredero, y lo mata.

Tony tiene dos hijos: Meadow, la mayor, y Anthony Junior, A.J. Ella se pasa la vida apartándose del modelo de mujer inexistente que ha vivido su padre y se proyecta profesionalmente. En un momento estudiará medicina pero luego de romper con su novio dentista, opta por la abogacía. "Quiero estar allí. He visto cómo te han acosado estos años", le dice a su padre inocentemente en la última temporada.

A.J. es un perdedor. Mal alumno, desorientado e influenciable, está todo el tiempo arrancando del rigor de sus padres, los cuales aplican los métodos más idiotas e inútiles. Tendrá una novia portorriqueña mayor que él, con un hijo. Se enamora. La chica lo despacha después de un tiempo. A.J. se deprime. Intenta matarse. Termina como su padre, atendido por una psiquiatra.

Silvio es el soldado más hábil de Tony. Estiloso, callado, mesurado. Realiza una imitación perfecta de Michael Corleone. Cuando debe ser violento no se mide. Su mujer y su familia transcurren toda la serie en segundo plano. En el penúltimo capítulo de la serie es gravemente herido por la gente de Phil Leotardo.

Phil Leotardo es el heredero de Johnny Sack, mafioso que muere de cáncer en la cana. Violento y con sed de venganza, el imperio de Phil crece desmedidamente, al mismo tiempo que el mundo de Tony se llena de deudas. Un día decide matar a Tony y a todo su clan. Alcanza a eliminar Bobby "Bacala", el marido de la hermana de Tony. Soprano recibe un par de datos de la gente del FBI. En el giro argumental más impresionante de todos, cuando Soprano está listo para ser eliminado, uno de sus más pelientos asistentes asesina a Leotardo en una gasolinera. La escena gloriosa del descabezamiento de la banda rival se hace explícito: en el suelo ya baleado, el cráneo de Phil Leotardo es aplastado por la rueda de su propia 4x4.

Paulie es viejo, de la época de gloria de la banda del papá de Tony Soprano. Es en esencia un imbécil. Soltero, cabrón, violento y sentimental, Paulie es descarriado, un ser que vive para cuidar a su madre y que se siente muchas veces desplazado por los demás soldados. Pero ahí está, hasta el último minuto: sobreviviente y obediente.

Luego de todas las temporadas, y luego de haber eliminado a su peor enemigo Tony Soprano se junta con su familia en un café. Están su esposa Carmela y su hijo A.J. Su hija Meadow viene retrasada e incluso le toma trabajo estacionar. De pronto, un par de planos de un tipo que sale desde el mesón del bar sugieren la misma escena de Michael Corleone antes de ir al baño a buscar el revólver en El Padrino. En la caja de música Tony elige el tema de Journey Don't stop believin'.

Meadow baja del auto y entra al café. Tony levanta la mirada. La pantalla se va a negro y en absoluto silencio.

Los Sopranos llega a su fin.

miércoles, agosto 08, 2007

Matador

Estadio Santa Laura, tarde de domingo. Corre el segundo tiempo mientras se agota el día y comienza a correr ese viento frío de mierda típico de ese lindo estadio podrido. Eric Lecaros le encaja el segundo a Superman Vargas. La "U" va perdiendo con Antofagasta, como es lo usual en esos días. A diferencia de los que se dicen amigos de la estadística no recuerdo la fecha, si era invierno o verano, si es el 92 o el 93. Sólo sé que a 5 del final del pleito ingresa Marcelo Salas, un muchacho de los nuevos, para reemplazar a la promesa que nunca después fue, Marcelo Jara.

Salas desborda por la izquierda y se saca un defensa en su primer contacto con la pelota. Envía el centro a media altura. Nadie lo conecta. Un minuto después, se mete frontal al área grande y lo derriban. No se cobra nada. El penal era evidente. Salas se revuelca en el piso. Fabián Guevara, que usaba la 5 en ese entonces, se acerca y lo putea.

Semanas o meses después, Salas aparece en todos los resúmenes del fútbol, que en ese entonces pasaban por todos los canales abiertos. El 11 de la "U" es la revelación de la temporada, en un momento en que el equipo azul despertaba luego de 25 años de frustraciones.

El nivel del fútbol entonces, con Católica teniendo a Gorosito, Acosta, Rozental y otros, con el Cobreloa que era terror en el norte, y con los indios siempre meando asados, traspasaba el interés del fanático común. Marcelo Salas y Sebastián Rozental acuden a una convención de periodismo deportivo a mi escuela en esos días. Al final yo le regalé a Salas un ejemplar de nuestro pasquín clandestino, el Candor Mefítico, el que incluía en esa edición un artículo sobre la selección sub-17 y sobre ser lascivos con chicas sub-17. El artículo se titulaba "Tetita de Estoperol".

En el momento de entregárselo le digo a Salas: "Marcelo, esto te dará suerte el domingo".

El inolvidable clásico universitario de ese fin de semana se coronó con un golazo de Salas: luego de recibir una pelota mal cabeceada en el centro del área grande, amortiguó el balón con el pecho y le cambió el palo a Toledo. La "U" vencía a Católica por 1 a 0 y se limpiaba el camino cuando los campeonatos duraban el año entero.

El resto, como se dice, es historia.

Después, a Salas se le ve sólo por la tele. En Argentina, el primer campeonato con RiverPlate fue ampliamente cubierto. Salas figura. Estamos en el cumpleaños de una amiga y nos vimos forzados a prender una tele. Todos deslumbrados con Marcelo que se echa al bolsillo al país más futbolizado del continente. Un colocolino que yo no conocía, a mis espaldas, dice: "Y qué tiene... si ya no es de la 'U'..." Me doy vuelta, lo enfrento y le digo: "Marcelo es azul hasta los cocos... además los indios fueron tan huevones que lo dejaron ir cuando se fue a probar de pendejo. De no haber sido así estarías llorando de emoción... pero no lo entiendes... no lo puedes entender"

Luego la dupleta en Wembley. Luego la Lazio. El Mundial. La Juve. La vida llena de copas.

Y luego la cuesta abajo.

Su salida de la selección por descarte. Su retiro. Sus lesiones. Habladurías. Su separación. Sus hijas.

Y su vuelta a la "U", sin escándalos, pero lejos de su nivel más notable. Los futbolistas de otros equipos lo saben. Y lo buscan. Lo golpean mucho. Lo lesionan. Matador se levanta. Se recupera. Es silencioso, no habla, carece de simpatía, no deslumbra en declaraciones. No golpea árbitros cuando le cobran mal. No se queja. No va a los estelares. No habla de algo que no sea el fútbol.

Poco a poco se va reconstruyendo. Inalterable en su autoridad como histórico, Marcelo, este frío 2007, comienza a sonreír en la cancha. En uno de estos partidos agarra una volea de primera y falla el que podía ser el gol del año. Faltaba un cacho. Pero en la goleada frente a U de Conce se manda un lujo, y se empina como el líder que siempre ha sido, ahora acompañado de una generación joven hambrienta de oportunidades.

Por entonces también circula una encuesta que afirma que los colocolinos han aumentado en proporción de un 46 a un 55 por ciento de la población. Sigo pensando que la hinchada de "U" es la mejor.

Bielsa lo va a ver y lo nomina. A mí me vuelven las ganas de ir al estadio a decirle simplemente "Gracias Marcelo".

Sé que probablemente no jugará en Sudáfrica. Vienen otros. Pero él estará en el proceso. Porque todas estas batallas que vienen necesitan un héroe.

miércoles, julio 11, 2007

Ir al cine a la función de las 15:30 un día de semana

Indudablemente que siendo cesante uno lee hasta la última letra de los comentarios que sus amigos dejan en el sector dispuesto a aquello. A veces esas palabras resultan tan significativas que a los días las lees de nuevo con el mismo ímpetu, con un tono de agradecimiento, nutriéndote para olvidar los nervios sobre el futuro. Por lo tanto, de aquellos ciento veintitantos que llegaron hasta el momento en que estoy escribiendo estas líneas sepan que entiendo muy bien la razón de este blog: los comentarios me ponen en escenarios diversos, apuntan variables que yo no he considerado, son apoyo, son cariño (las más de las veces).

Aún así, el tiempo se pasó muy rápido enfrente mío. No fue como la otra vez en que mi cesantía fue como casi planificada. Esta vez, estoy despojado de mi fuente de trabajo, mala o buena, y no tengo pies en tierra, nada visto, ni ganas, ni ocurrencias, ni grandes ideas sobre qué haré para alimentar a mi familia. Ha pasado casi un mes desde que salí de Vía X y aún no firmo finiquito y me eluden en ese trámite. Claro, ideológicamente estoy aliviado de no ser cómplice de otras cosas. Pero pega es pega. Te da de comer, te da identidad. Me dan vuelta las palabras de San Pablo: "el que no quiera trabajar, que no coma".

Una ironía no menor es quedar cesante en el momento en que la cesantía de este país están en su nivel más bajo desde 1998. Es casi como un privilegio.


Entonces, ¿me amargo o no me amargo?

Fíjense que no hay tiempo. Después de que les conté la historia del maestro que me cagó, justo coincidió con mi despido el contratar a un nuevo grupo de personas que están ahí sacando la pega. Y no cantaré victoria hasta ver que todo se complete. Corro en busca de materiales, me vuelvo experto en técnicas de albañilería, y poco a poco meto más plata aún, la que queda, para arreglar la casa de puta que el otro me dejó. Para muestra un botón: si este concha grande de su madre hubiese terminado a su manera la instalación eléctrica, alguno de nosotros se habría muerto al abrir la puerta del frigider para ir a buscar el paté.

Sí, es cierto. A pesar de mis resguardos, me estoy endeudando para terminar la casa. Pero créanme, mejor cesante en casa propia.


Es más, el factor tiempo resulta ser como la trampa del cuentagotas en la frente de los prisioneros para volverlos locos. Cuando hay cosas que te marcan el paso de las horas, sientes una pequeña angustia dentro. La radio Beethoven, por ejemplo, tiene programas que aluden al momento del día como "Divertimento Matutino", "Concierto de Mediodía", "Concierto de la Tarde"... al escucharlo sucesivamente sientes cómo la radio te lo va recordando. Es la única variable que, en rigor, no puedes modificar: el tiempo.

Pero bueno, sabiamente hoy ejercí desintoxicación y fui al cine a una función de las 15:30. Vi "El Perfume", y me gustó mucho.

Así, estas semanas de cesantía sin finiquito firmado tienen un tic tac en todas partes, pero sobre todo en las radios. ¿Me noto más nervioso? Por supuesto que sí. Si te despiden 2 veces en menos de un año es como para pensar más de alguna cosa con respecto de ti mismo. Pero no voy de quejas, porque eso hunde el espíritu. Estoy acá simplemente para dar gracias especiales a todos los que escribieron, y en especial a los siguientes:


pequeñin dijo...
Pato: Alejate de Copano, te trae mala suerte!!!! Jejeje.


No lo creo. Cuando alguien es bueno se sobrepone a las rachas. Espero que yo esté a la altura de las circunstancias... es decir, un poquito más alto que la mala racha.


VerónicaBas dijo... Creo que eres un incomprendido Pato, en este tiempo en que todo debio estar listo para ayer y la gente trabaja en un estado de somnolencia y retraso, hay miedo a innovar, a ser diferente y de darse el tiempo para serlo.

Gracias Vero, pero yo creo que caí en un lugar donde no calcé bien no más...


PATO 71 dijo... ¿No crees tu que quizás te has preocupado de darle pega a un grupo de gente, antes de velar por tus propios intereses?

No. Mi trabajo era precisamente armar equipos de trabajo. Y haciendo eso me cuidaba el culo. Pero hubo otras cosas creativas que me encargaron que no hice y supuestamente por eso me echaron. Ahora, si también echaron a otras 14 personas como me enteré puede que haya más de un motivo.


El Simon Mazzet dijo... Pato debes volver a lo mejor que haces... radio.

Me frustraría un poco pensar que lo único que sé hacer es radio... quiero más que nunca hacer otras cosas, pero no sé qué... hablo hartas huevadas en realidad...


NachoMan dijo... Fuerza Pato. Se le estima aunque uno valga callampa y no nos conozcamos.

Por favor no se coloque así... podremos no conocernos pero usted no sabe lo bien que me hace hablar de esto abiertamente y que otros desinteresadamente me den su opinión. Todo eso me hace ser mejor persona.


droopyx dijo... Sólo me keda mandarle buena vibra, animo y akompañese de su familia.yo en estos momentos estoy en similares circuntacias ke ud, ( mi hija nacio hace cuatro dias atras es mas linda )estoy cesante y mi familia me ha matenido el animo a flote...

Amigo Droopyx, mucha fuerza. Es cierto, los que están cerca de uno hacen que uno sobrelleve mejor las dificultades. Cito a Elastigirl en la película de Pixar Los Increíbles: "Si no estás solo en esto, no tienes para qué ser tan fuerte".


andrew ian chernin dijo... Cuevas, entiéndelo...Debemos apropiarnos del mundo.

Chernin: no aspiro a tanto... simplemente quiero hacer lo que yo quiera... ¿es mucho pedir?


Harry dijo... Que dificil... que decir. Creo que aconsejarte que hacer es complicado, pues al final todo depende del vil mercado y por ende de las ofertas que aparezcan. A lo mejor es una señal..., a lo mejor debes crearte tu propia oferta.

No creas que no lo he pensado. Me dan vueltas mil ideas en la cabeza. Cito a Jack Torrance en El Resplandor: "Muchas ideas, pero ninguna buena"


Carla dijo... Pato, no me conoces ni en bajada, pero igual yo te agradezco las muchas veces que me hiciste reir cuando iba al colegio, hace ya miiiiiiil años. A veces eras lo bueno del día.

Tu comentario también ha sido algo más que lo bueno del día, querida.


queeee??? dijo... Dios tiene extrañas maneras de hacer regalos, pienselo grande Cuevas!

Estoy completamente de acuerdo.


nortoncillo dijo... ademas en el peor de los casos, la opinologia siempre le dara de comer... jajajajaja

Créeme que esa es, sin lugar a dudas, la última opción.


Un nuevo día dijo... el otro dia viendo un dvd de los chancho escuche lo que juro que es tu voz animando a la comunidad marrana a gritar un viva chile. es eso verdad???

Ese día que los Chancho grabaron el dvd en el Víctor Jara estaban complicados porque el tipo que grababa el sistema de audio necesitaba aplausos adicionales. El manager de los Chancho me pidió que saliera al público a pedir esos aplausos. Estaban todos enardecidos. Expliqué técnicamente por qué se necesitaban esos aplausos y, para mi sorpresa, todos aplaudieron lo que se necesitaba. Mi voz se siente en el ceachei de inicio de ese dvd. Inolvidable por eso y por otras cosas que ocurrieron tras bambalinas y que pocos saben.

(Este post es con saludos especiales a mi amigo Galucha, a quien le agradeceré personalmente sus palabras)

sábado, junio 30, 2007

Lo que dura un peo en un canasto

Ayer viernes ocurrió algo que, muy por dentro, intuía que vendría, tarde o temprano.

Me despidieron.

Debería tener el cuero duro pues ya son dos veces en menos de un año, en circunstancias extrañas, con motivos poco claros, con errores personales, pero también con contextos que piden cabezas en vez de explicaciones.

Pues bien, Vía X ya es pasado. Y de mi experiencia de seis meses concluyo un montón de cosas que me gustaría comentar acá, ahora que este blog se reinaugura con bríos.

La gente de Vía X es increíble. Son un grupo de gente maravillosa en su mayoría, apresados por una cultura de trabajo extraña, que los condena a ser imprescindibles. Es un lugar mal organizado, con cercos familiares difíciles de romper. La gente dentro de Via X le tiene miedo a las decisiones que vienen de arriba. Y ellos se malacostumbran. En estos momentos, por ejemplo, si ciertas personas se enfermaran o faltaran, hay programas que no podrían salir al aire.

Para qué seguir...

En ese contexto fui contratado para hacer un reordenamiento creativo y de contenidos que fui incapaz de realizar. Me concentré en hacer un trabajo de hormiga, detallado y no hice lo que me pidieron que hiciera: campaña de marca, redefinición de la música, nuevos programas. Yo sabía que lo único que debía suceder cuando llegué era que Copano tenía que estar al aire. Cuanto antes.

Intenté que el equipo que él traía, cuatro personas aparte de él, se pudiera integrar al canal para lograr para una especie de noticiario que agarraba para el hueveo a todo el mundo. La idea era buena, pero su producción demandaba mucho. No pude convencer a la gente del canal que el equipo que traía Copano era bueno para esa u otra idea. Aún así, logré hilvanar varias ideas que andaban dando vueltas y apareció CANAL COPANO, que es un batatazo, con todos los errores que pueda tener.

Pero en seis meses, en rigor, no me apropié del canal como se esperaba y me pegaron la patada en la raja correspondiente. Inexperiencia, problema de personalidad, falta de creatividad... no sé... todos esos conceptos me dan en la cabeza. Que me echen tan seguido de dos lugares y que haya sensaciones similares a la hora de llevar a cabo las tareas que no se quieren es algo que me aterra. El problema podría ser yo, claramente. Luego, algunas personas del canal se apresuran para comentarme que es lamentable mi partida, que me hicieron la cama, que este canal es así siempre, que les da miedo que gente buena se venga a trabajar acá. En fin. Yo no me meto en esas teorías porque si no andaría enfermo por la vida odiando a todo el mundo.

¿Será que uno es bueno para una sola cosa en la vida? ¿Que es imposible que cambies de giro? ¿Que si te acostumbras a una cultura de trabajo es imposible irse a otra?

Uno como profesional debiese ser dúctil y anticipar conflictos y escenarios. Sé que es como sentirse como el Matigol con la pólvora mojada. Te contratan para fabricar goles, y al final sólo paseas la pelota por el área.

La tele tiene lindas cosas. La pega es compleja, pero a veces es apasionante. Y concentrarme en pensar que esa empresa en particular es una casa de puta, que sí que lo es, me parece algo mediocre de mi parte.

En todo orden de cosas uno debe morir con las botas puestas como dicen.

Me impresiono de mí mismo y de lo que he escrito. Debe ser porque me he vuelto experto en ser cesante y en que me echen. Aunque, citando a mi madre, que trabaja en recursos humanos "nunca te viene bien que te echen, siempre es un mal momento, y uno tiene que ir con lo que sabe para adelante, no concentrarse en lo que te hiere".

Tengo terror del futuro. Ayer mi hija me dijo: "¿Cómo está tu pega papá?"

"No tengo pega, hija", le respondí.

"¿No tienes pega? ¿Por qué?"

"Porque me echaron".

"Consigue otra pega, papá, ahora" (No tiene 3 años todavía)

"Haré lo posible, hija"

No está de sobra agradecer a algunas personas con las cuales estreché lazos muy fuertes en estos seis meses: Vero Calabi, Conty, Truman, Camilo Becerra, Javier y a todos los niños de gráfica, Marcela González, Gaba Urrejola, Pablo Erazo, Felipe Parra, Juan Pacheco, Nicolás López, Rubén ProTools, Raúl Madrid, Cristián López, Gonzalo Frías, Mariola Rojas, Roberto Muñoz, Nacho Franzani, Felipe Gajardo, Javiera May, a los nuevos SCA...

Agradecimientos especiales para Nicolás Copano, un gran amigo que me ha visto dos veces ya que me echan. Pero es cábala porque cuando yo me voy a él le va mejor aún.

Un abrazo de apoyo para Gonzalo Tapia: eres talentoso y tienes empuje. Enséñales tú lo que sabes hacer en tele.

Humberto Sichel: eres uno de mis buenos amigos, de esos que quedan pocos.

Y a mi mujer: perdóname por hacerte pasar por esto en tan poco tiempo.

Y bueno, este lunes, pariodando a esa película española que protagoniza Bardem, es lunes al sol...

jueves, junio 28, 2007

Por qué no ire a Soda Stereo (una historia casi ochentera)

Tercero medio. Yo llegaba tarde a todo. No escuchaba la música de moda y tenía que andar preguntando qué cosas la llevaban. No escuchaba casi nada en español, estaba profundamente influenciado por la radio Concierto de la época y me gustaba más sentarme con los fonos puestos y escuchar bandas de sonido de películas, especialmente las que eran de terror. Y era un valor agregado saber o parecer que sabías de música. Uno conseguía chicas con la música. Y solía tener diálogos como el siguiente:

“Oye Calderón, ¿cachaste que se separó Van Halen pero que tienen vocalista nuevo?”

“Pero Cuevas, me extraña, hace meses que circula Why can’t this be love… la canción con el vocalista nuevo… Sammy Hagar se llama él”.

“Puta, no lo sabía…”

“Fome en todo caso… yo estoy escuchando Soda Stereo”.

Yo nunca había escuchado hablar de Soda Stereo. Me pareció que el nombre era una broma. Supe que eran argentinos y que vendrían a hacer playback al programa estelar de canal 13 que se llamaba Martes 13.

“Velo Cuevas… estos tipos son grossos”.

Y claro, en la tele de 14 pulgadas de mi casa vi esa noche a Soda Stereo, los nuevos chicos de moda, con pelos llenos de laca, maquillaje, y ropas brillantes. Yo pensaba que eran un trío de maricas. Calderón al otro día me dijo:

“A vos te gustan esas bandas de heavy metal que parecen colisones”.

Tenía razón.

La siguiente fiesta de mi colegio significó escuchar varios temas de Soda. Todos las cantaban, yo con cuea me sabía los coros. “Maldita sea, por qué siempre llego tarde”, me decía. Pero claro, me vacilaba todas las noches a John Carpenter con la música de la película Halloween. Escribía historias que después rompía. En fin. Nada encajaba muy bien.

Pero la música siempre consigue chicas. Por ejemplo. Me gustaba LIVE TO TELL de MADONNA. Y yo me di la paja de traducirla y colocarla en el diario mural. Una chica del curso que yo jamás pesqué me pidió la traducción. Yo acepté… pero jamás pasó nada. Ahí quedó.
Tiempo después tuve una polola. Estaba cierto que no íbamos a durar mucho pero hubo un día en que me amó y fue el día que le regalé el primer disco de SODA STEREO en formato casette, el homónimo, el de JET SET y TRATAME SUAVEMENTE. Ya era la época de NADA PERSONAL pero yo siempre me desfasaba. En este caso ella no tenía el primero y fui el rey.

Terminamos a la semana.

Después, una radio llamada Galaxia comenzó a programar a destajo música en español, especialmente rock latinoamericano. SODA STEREO y LOS PRISIONEROS sonaban muchísimo. La gente los dedicaba y los pedía. Yo jamás me atreví a llamar a una radio, pero consumía ya más radio que cualquiera de mi edad. Me perdía carretes y todo. Me comencé a poner al día.

Así, para cuando salió el disco SIGNOS, dominaba gran parte de la discografía de SODA, conocía las populares versiones de 12 pulgadas que se pasaban en las fiestas y era capaz de mantener conversaciones sobre cómo el estilo del trío argentino había evolucionado.

Casi me agarré a una mina bailando EL RITO. Pero no alcancé.

En la universidad, Alfredo Lewin, que estaba en mi carrera pero un año arriba, rayaba con LA CIUDAD DE LA FURIA. Decía entonces que lo único que no era HEAVY METAL que le gustaba era SODA. Yo me hice una copia del casette que él tenía y hubo un tiempo que rayé con ese disco.

Cuando salió CANCION ANIMAL la cosa cambió drásticamente. Podría decirse que, por primera vez, SODA STEREO llenó completamente mi gusto. EN EL SEPTIMO DIA y HOMBRE AL AGUA eran mis favoritas.

SODA ya era demasiada fama y fortuna en toda LATINOAMERICA. Yo empezaba a estudiar periodismo, y solíamos tener coloquios sobre la lírica en CERATI, cuestión absurda pues CERATI no dice nada en las letras. De hecho, un frío día de invierno sosteníamos una discusión al respecto. Una chica que no nos conocía, mechona, se da vuelta y nos habla: “Mira, SODA la lleva. Es más, ¿quién podría hacer un disco de remezclas de algo en vivo?”.

Esa chica era RITA COX, quien en ese minuto, obvio que hay que decirlo, era la mina más rica de la universidad.

Bueno, la mina más rica, después de decir eso, nos pasa el REXMIX, el disco de remezcla en vivo de SODA STEREO que traía un tema freak que apenas se conoció llamado NO NECESITO VERTE. Y lo prestó así nada más, solo porque parece que conocíamos mucho de SODA.

A estas alturas la reflexión era no solo obligatoria sino que casi obvia: “Si uno consigue la atención de las chicas así… imagínate lo fácil que es para Cerati”.

Cuando apareció DYNAMO, muchos rayamos. Lo encontramos la cagada. Se nos pasó la mano. Yo a estas alturas pienso que es un disco deslucido y carente de inspiración. Una mala imitación de PRIMAL SCREAM.

Volvieron en esa época a tocar en el ya decadente estelar MARTES 13 a hacer PRIMAVERA CERO. Luego tocaron en el COURT CENTRAL y yo, el mismo día, estaba en BARILOCHE de vacaciones.

De ahí en adelante, cuando aparece SUEÑO STEREO ya trabajaba en radio, por lo que mi encuentro con ese material fue desde otro punto de vista. Me pareció bueno pero mantuve distancia. CERATI comparaba el disco con REVOLVER de los BEATLES… qué se podía esperar de un argentino con éxito. Se casaba luego con una chilena y la fantasía de las groupies locales casi se hacía realidad.

Cuando SODA se separa, yo seguía vinculado a la radio. Fueron los años en que el trío desapareció y que apenas escuchabas NADA PERSONAL o TE HACEN FALTA VITAMINAS en los matrimonios.

Para EL ULTIMO CONCIERTO, fui y lo pasé ahí no más. Me aburrí su resto.
Después de AMOR AMARILLO, el primer disco solista de CERATI, mi relación con SODA evolucionó hacia otros ámbitos. Unos años después, gracias a una periodista amiga, trabajé para YEYEYE.COM haciendo comentarios de películas chilenas. Mi jefe era CHARLY ALBERTI.
Pasó el tiempo y por ROCK & POP viajé a MIAMI a los premios MTV latinoamericanos. En una conferencia de prensa, fui el periodista que más preguntas le hizo a CERATI y eso me valió la simpatía de la gente de radio 100 de ARGENTINA, con quienes carretié varias jornadas en ese viaje. Memorable.

Este año estuve con ZETA BOSIO a propósito de que se viene la segunda temporada del programa ROCK ROAD de VIA X. Más que todo conversé con su manager, muy pelotudo como todo manager argentino. ZETA un gran tipo.

A estas alturas del semestre, junio de 2007, mis alumnos de la universidad, que tienen en promedio 22 años, tienen que hacer programas de radio de una hora de duración: en un 75 por ciento de ellos se habla o se manifiesta abiertamente un interés por SODA y su regreso. Es más, uno de esos programas fue un subjetivísimo especial del trío. Mis alumnos, que tienen casi 20 años menos que yo, siguen interesados en su gran mayoría en ver a SODA en vivo. No lo entiendo.

Y bueno, al enumerar todo lo anterior, es imaginable captar por qué no iré a SODA STEREO, a menos que la pega me lo convierta en obligación. Con todo esto, en octubre hay muchas otras cosas más interesantes. Demasiado SODA en mi vida. Demasiado pasado de moda. Demasiado etapa superada.

¿Qué le sucede a usted?

martes, junio 19, 2007

La muerta

Mi abuela Blanca creía. Hasta sus últimos días fue una mujer con pésimo sentido del humor, carácter dominante y escasa de ternura. Pero ella creía en esta vida que te da lecciones extrañas, y que te hace bromas de mal gusto. Imposible no recordar que incluso su deceso estuvo plagado de cruel ironía.

Décadas y décadas atrás, siendo muy joven y viviendo su vida con muchas tías y mujeres mayores (el matriarcado en Chile es más común de lo que uno pueda imaginar), mi abuela, entonces una jovencita de pelo rubio recogido en una larga trenza, presenció la muerte de una tía muy vieja a la que quería mucho. Esta tía llevaba un largo tiempo de agonía, pero aún así provocó un profundo dolor y varios ataques de histeria simultáneos en ese momento en la casa.

Luego de sucesivos ataques de nervio, dentro de los cuales mi abuela se contagió más por desesperación que por dolor, aconteció asumir que a la muerta había que vestirla y arreglarla para velarla, a la antigua, en la misma casa (esto también se sigue haciendo mucho en este país).
En la escala jerárquica mi abuela venía por edad y formación mucho después de otras personas de la casa que podían haber asumido esta cruel tarea de desnudar a una vieja recién muerta y vestirla y maquillarla para dejarla impecable en este también cruel evento social llamado velatorio. Pero muchas de las tías, primas mayores y otras personas de la casa estaban demasiado afectadas para la tarea.

Y bueno, allí Blanca tuvo que crecer abruptamente, e hizo de tripas corazón: se encargaría ella del cacho.

Luego de una prolongada discusión sobre qué ponerle a la muerta, Blanca miró con cierto nervio el cuerpo de la tía y le tomó las manos. La frialdad de los muertos, cómo explicarlo, es distinto de tener las manos heladas por el frío. Se trata de una frialdad cercana a la porcelana, pero blanda como el cuero de un chaquetón expuesto al invierno.

La muerta vestía solo el camisón de dormir. Para desnudarla, Blanca se atrevió a pasar las manos por detrás del torso recostado del cuerpo e intentó levantarla y sentarla, pues intuía que así sería todo más fácil. Y bien pues, mala suerte de por medio, casualidad o lo que quiera que sea que es la ironía de la vida frente a la muerte, en el momento en que la cabeza de la muerta cae sobre los hombros de mi abuela Blanca, los aires de su caja torácica fueron oprimidos hacia el exterior con una fuerza que nadie esperaba. Y como resultado de esto la muerta se quejó. Su voz gutural, el aire fétido en sus pulmones, y ese grito en un tono seco y grave, como el de los fantasmas de las historias que cuentan las abuelas, inundaron la fría pieza donde se encontraba. Mi abuela Blanca sintió que la muerta se le quejaba al oído mientras la sujetaba.

Horas después, con ataque de nervios, sujetada por dos de sus tías, Blanca recibía la explicación racional de un médico que le explicó esto y otros detalles crueles como los relativos a las flatulencias y gases estomacales.

Cuando uno recuerda que siempre le dicen que no juegue con la memoria de los muertos me imagino que es por estos motivos.

¿Qué piensa usted?

jueves, junio 07, 2007

Venganza

Pido permiso para decir palabras groseras. A veces se me escapan en la prosa de este espacio, pero son ocasionales y bien colocadas. Esta vez quiero aumentar la densidad de las ofensas, aumentar el calibre de las malas palabras y compartir con ustedes un proceso que de una u otra forma todos hemos vivido, pero que nunca desemboca igual: la venganza.

A los 16 tenía una guitarra de palo. La tocaba ahí no más (hasta hoy, toco guitarra, pero ahí no más). Un día un compañero de colegio vino a hacer un trabajo a mi casa y me la pidió prestada. Intepretó una canción de Milanés creo y quedé tan impactado de la facilidad con que lo hacía que no fui capaz de decirle que no. Días más, días menos, la guitarra nunca volvió. Se la pedí de vuelta de buenas maneras. Pero el hijo de puta era cuentero, bolsero, ladrón encubierto y además soplón. Eludió hábilmente mis predecibles tretas. No hice tampoco un esfuerzo sustantivo para recuperar la guitarra porque me parecía que tan solo pedirla era suficiente. Pero hay en este planeta una cantidad importante de inescrupulosos que roban, se arrancan, y después andan por la vida sonriendo.

Yo soy huevón. Si me pelo algo se me nota en la cara de inmediato.

Como es de esperar la guitarra jamás volvió y el hijo de puta la debe tener hasta hoy y debe haberle dado, ciertamente, un mejor uso que yo. Pero era mía.

Cuando estuve a un paso de que me echaran del colegio en cuarto medio este mismo hijo de puta fue el que dio mi nombre para encontrar los culpables de una revista clandestina de profundo contenido que hacíamos en esos días. Soplón, marica, el concha grande de su madre.

Tontamente, me armé el dicho en la cabeza, ese de que siempre que le haces algo a alguien puede venir un día, más tarde que temprano, en que puedas llevar a cabo tu venganza. Pero ese día lo estoy esperando aún.

Hace dos semanas, un maestro que estaba encargado de remodelar la casa que me compré se fue, luego de que le pagué una suma estratosférica de dinero. Pero no lo administró bien. Se pajeó. Y se quedó sin ni uno a medio caminó. Y pidió más. Y yo le dije que había cambiado las reglas del juego. Y estuvo las dos últimas semanas sin trabajar gran cosa, planificando arrancarse en el momnto en que yo no podía estar en el lugar. Y se fue.

Alcancé a gritarle por el teléfono una sarta de puteadas como nunca se las había dicho a nadie. A gritos le dije que se había escondido como una rata y que no había sido capaz de decirme esto en la cara las decenas de veces que yo lo puse sobre aviso de que la plata se acabaría si yo le seguía pagando a ese ritmo. Pero él mantuvo silencio. Y se fue.

En medio de esa casa a medio construir, sin destino fijo, pensando que además se habían llevado mis ahorros de un buen tiempo, pensé que podría vengarme. Perseguirlo, amenazarlo, golpearlo, hacerle pedazos su casa, su auto, enviarle mensajes a la familia (hasta se agarró a la nana de mi mamá y dejaba botada la pega), o derechamente ir a pedirle la plata de una manera poco amable (se me ocurrieron varias).

Pero esto ocurrió hace más de una semana. Incluso tengo escrito un gran post con detalles más reveladores que los que he puesto en estas líneas y supuestamente iba a terminar todo diciendo el nombre, y dando su teléfono para que mis amigos lectores le enviasen una sarta de mensajes con los epítetos y ofensas que fueran más de vuestro agrado.

Aún así, escribí esto otro que estan leyendo y el sabor de la derrota me embarga. No saco nada, no gano nada, no progresaré nada si lo persigo. Una mezcla confusa me hace tener que retraerme. Me encantaría ser inescrupulosamente vengativo justo ahora. Pero este concha grande de su madre se salvó.

martes, mayo 29, 2007

Los 30 de Star Wars

Mi papá dibujaba muy bien. A medio camino de arquitecto (lo echaron de la universidad creo), fotógrafo, dibujante técnico y medio diseñador industrial, lo recuerdo como un tipo que minuciosamente resolvía todas mis tareas que implicaban ilustraciones. Así, cuando pidieron un recorte de fotos de accidentes, mi papá dibujó tres: la de un tren descarrilado, un tipo que caía de su bicicleta y una citroneta chocada. Era fascinante cada vez que había que llevar fotos porque yo prefería los dibujos de mi papá. Mis compañeros incluso me pedían dibujos para ellos.

Del mismo modo, cuando fuimos al estreno de esa película que estaba dejando la pelota llamada Star Wars, La Guerra de las Galaxias, llegamos a la casa y me dibujó las naves del imperio, la nave caza de Darth Vader y las bellísimas X-wing de los rebeldes. Todo esto con el tema de moda entonces: Star Wars en versión onda disco. Había algo verosímil en esta película del espacio, una aventura frenética con elementos religiosos con poderes telepáticos. Alucinante. Ya entonces entendía que jamás dibujaría como él. Yo nunca fui malo para el dibujo pero ni cerca de lo fácil que era para él un rostro, un paisaje, una foto, o el diseño abstracto de un plato de porcelana, que fue la última pega que hizo.

Él no sobrevivió a ninguna de las siguientes películas. Se quedo allí, con la idea de Star Wars como una cinta única, cuando ni siquiera era llamada Episodio IV.

Entonces, me pasé toda la vida sintiendo que veía el resto de la saga y que me faltaba un pana que me acompañase y que lo disfrutase como yo.

Aún así, recuerdo el estreno de El Imperio Contraataca en el cine Pedro de Valdivia con unos amigos del barrio y con unos tíos. Salí decepcionado porque no era lo mismo, pero también me sentí profundamente interpelado por el momento sublime en que Vader, más malo que el natre, pronuncia su inolvidable “yo soy tu padre” luego de que le ha cortado el brazo a Luke.

El recuerdo de esa película lo enterré profundamente. No la vi por un montón de años y tiempo después cuando la vi en casa de un amigo que tenía reproductor BETA, sentí que la estaba viendo por primera vez. Tan solo me acordaba de la sensación y de las revelaciones, no de las escenas.

El regreso del Jedi fue también diferente porque se cerraba todo, se acababa todo y nosotros, un poco mayores ya, podíamos disfrutar las cosas más intensamente. Luego de ver el estreno en navidad, creo que en el demolido cine Las Lilas (soy de los que se alegra que lo destruyesen pues sonaba como la callampa), fuimos sostenidamente al centro de Santiago, al antiguo cine Rex (donde ahora está el Hoyts Huérfanos) y nos pasamos varias tardes viendo la película en rotativo una y otra vez. La aprendimos hasta el último rincón. Curiosamente, a mí no me gustaba tanto. Entre esos osos odiosos llamados ewoks, y un papel de Han Solo más desabrido que chupar un clavo, había momentos fascinantes también: la muerte de Boba Fett, la persecución de las motos en el bosque, el ataque a la estrella de la muerte, la escena de la pelea entre Vader y Luke (pese a que el papel de Luke en esta parte también apesta).

En esos días, como no tenía video, fui capaz, con mi hermano, de grabar el audio de La Guerra de las Galaxias en cassette para tenerlo de alguna forma. Nos lo aprendimos de memoria.
Paralelo al Regreso del Jedi mi mamá nos compró un vinilo con la música incidental de John Williams pero en una versión medio mula de otra orquesta, bastante similar en orquestación, pero que carecía de los momentos más emotivos.

Nuestro amigo Daniel, fanático a más no poder, recibió una navidad la cabeza de Darth Vader, que se podía abrir y adentro podías dejar ordenadamente las figuritas de Kenner de cada personaje.

Mi hermano recibió el Halcón Milenario de Han Solo otra navidad.
Yo no recuerdo haber tenido más que las figuritas. Mantengo hasta hoy al Emperador Palpatine de esos días.

Para los 20 años se volvió a dar la saga en los cines, como una antesala de lo que era la gran noticia: tres películas más sobre la primera época. En Chile estaban instalándose ya las primeras salas con sonido decente por lo que ese revival fue un deleite.

Y llegó el esperado Episodio I.

Yo trabajaba en “La Grúa” en Rock & Pop. Ese día andaba, qué raro, con un sueño de puta madre. A las 8 de la noche, estaba con pijama en el departamento, durmiendo. Me llamó Julito, otro fanático de Star Wars que trabaja ahí en la radio aún, para decirme que me viniera porque tenía entradas para la primera avant premier.

Cómo llegué no lo recuerdo.

Pero ahí estuvimos, emocionados, para ver el primer episodio, esta vez con todo el respaldo de la tecnología digital.

Y quedamos sutilmente decepcionados. Jar Jar Binks, los gungans, el mundo submarino, el reino de Naboo, el idiota ejército de androides y los sith regresando a tomarse el poder con uno, sí uno solo, de sus entrenados, un acróbata más parecido a Feddy Krugger que a algo amenazante. Pésimo. Por un momento pensé que me había vuelto adulto, pero me acordé de la cara de entusiasmo de mi papá y entonces concluí: “la película es como el pico”.

Para el episodio II, El Ataque de los Clones, anduvo circulando un tráiler falso con escenas tomadas de varias otras películas, tan bien armado que terminamos por un tiempo pensando que venía de ese modo, con ese tono, pero este Episodio II también fue un fiasco. Ya, las peleas del ejército de clones y los insectos estaban regulares, pero las idiotas escenas de amor entre Padme y Anakin han sido de lo peor que he visto en mi vida. Podría ser infantil, o sutilmente adolescente, pero es absurdo e inverosímil. Paralelamente, el personaje más importante, Anakin, es un pendejo idiota y no un tipo malvado necesariamente.

Al final del episodio II, cuando Anakin se casa con Padme, yo había perdido toda la esperanza.

Mi aventura con el Episodio III fue infartante. Con Julito llegamos a ver la avant premiere a un lugar donde no era. Qué mierda. Y llovía. Rajamos en el rojo rabioso hacia el otro cine. Nos perdimos los primeros minutos, pero llegamos.

Recobré un poco el habla. Las uniones, el argumento, la caída de Anakin, esta vez tenían todavía ese aire de idiotez, pero había algo de crueldad.

No terminó lo mal que yo esperaba. Vader no volvió a aparecer todo lo que yo esperaba.
Esa tarde de lluvia volvimos a la radio con Julito, Zombie y Claudio PSX. Silenciados. Mudos. No sé si por haber quedado disconformes o porque ya no habría más.

Raro.

Entonces me pregunté si a mi papá le habría gustado verlas todas las demás y si las habría disfrutado. Me pregunté si disfrutaría las ediciones especiales de la trilogía, esas que tuvieron escenas nuevas y reposición de material. También traté de imaginar su cara en ese auto, discutiendo o sintiéndose frustrado de que era la última película y de que, claro, no era tan buena al final tampoco.

Así las cosas, de las seis películas sólo me gustan dos, que son los episodios IV y V (Una nueva Esperanza y El Imperio Contraataca). Hay escenas de las demás que me agradan pero no me siento vinculado ni inmerso en el universo de Star Wars a raíz de ellas. Pero si me preguntan acerca de Star Wars por supuesto que soy fanático. Mi personaje preferido es, lejos, Obi Wan Kenobi, sobre todo interpretado por Sir Alec Guiness, y creo que no se le hizo justicia a Vader en el sentido de construirle un descenso a los infiernos del lado oscuro de manera digna. Anakin es solo un pendejo de mierda engreído.

Aún así, a 30 años haría una maratón con mi papá y pararía sólo para ir al baño a mear y comeríamos pizza y cosas así. La pondríamos fuerte, criticaríamos el sonido y los efectos especiales, nos reiríamos de las actuaciones y de los diálogos idiotas (que son los más).

Pero bueno, cuando uno quiere algo, lo quiere tal cual. Felices 30, Star Wars.

lunes, mayo 07, 2007

Voy a ponerme a escribir y lo voy a publicar...

Escribo desde muy pequeño. Un invierno en el que tuve un pobre desarrollo en un dictado, mi abuela, que nos criaba, tomó una drástica decisión. Nos compró un cuaderno a mi hermano y a mí y todos los días hábiles de las dos mugrientas semanas de vacaciones de invierno teníamos que escribir algo en ese cuaderno. Cualquier cosa, con un mínimo de 5 líneas.

El martirio era atroz. Porque, obligado a hacerlo, te sentabas frente a esa hoja en blanco y no se te ocurría nada. No valía copiar algo porque el problema no era mejorar la letra. La idea era contar alguna cosa. Mi hermano me puteaba a mí, que por mi culpa él tenía que enfrentarse a esta decisión tan castradora de cambiar el hacer nada por escribir algo desde dentro de tu cabeza hueca.

Y de a poco iba saliendo algo. Una historia, algo que veías en la tele, una impresión, la descripción de esos días fríos o mis primeros comentarios literarios sobre obras como Colmillo Blanco, los cuentos de Poe o las peripecias del niño de La vida Simplemente de Oscar Castro.

Llegaba el tiempo del colegio y nos alegrábamos tanto de no tener que seguir escribiendo. Porque bueno, a los 9 o 10 años, ¿de qué podrías escribir? Muchas veces me habría gustado hablar de mis vecinas (que alguna vez me gustaron todas por igual) pero la abuela revisaba todo: escribir algo era hacer público algo. Y si uno intentaba poemas era como ridículo. Y mi abuela señalaba siempre: "quiero que se note el sujeto y el predicado".

Las composiciones de 5 líneas, que nos permitían finalmente autorización para poder ir a jugar a la pelota, se tomaron también el verano que siguió. No fuimos de vacaciones a ninguna parte y por lo tanto, desde el 2 de enero hasta el viernes antes de entrar a clases en marzo, mi hermano y yo llenamos un cuaderno pequeño de 40 hojas cada uno. En cada carilla, 5 líneas de esos relatos inconexos. No valían los puntos aparte ni los finales a mitad de la quinta línea.

"Más de tres cuartos de la línea", decía mi abuela.

Con esa experiencia jamás imaginé que me vendrían ganas de escribir. Pero lo que vino después fue automático. Me regalaron un cuadernillo como diario de vida y comencé a escribir en él, probablemente influenciado por Ana Frank. A medio camino, encontré tan idiota lo que escribí que lo hice pedazos y lo quemé en la parrilla de la casa.

Después, influenciado por el cine, comencé a escribir otra vez, y esta vez más cerca de los relatos de ciencia ficción. Y me pasaba lo de siempre: se abrían tanto que no podía terminarlos. No eran cuentos necesariamente. Pero se echaban a perder a mitad de camino, me cargaba la prosa y terminaba echando todo a la basura. Leía otro tanto y me echaba a andar con cuentos de terror que no asustaban ni a una mosca. Entonces, a los 14, leí la saga de Fundación de Isaac Asimov. Cada vez me frustraba más. Mi hermano era mi único lector, por lo que obtenía comentarios como "igual a Star Wars", "esto es como el Capitán Futuro", "le copiaste a Duna".

Un sábado por la tarde había programa triple en el cine del centro de San Bernardo, donde yo vivía. Daban Apocalipsis Ahora, Blade Runner con Harrison Ford y una bosta llamada El Hombre del Lente Mortal, con Sean Connery. Como Harrison Ford era el héroe de Star Wars todos queríamos ir a verla porque se veía de ciencia ficción y buena.

Esa tarde, toda la tarde en el cine, me cambió la vida por completo. Desde el salto del tigre al bote de Apocalipsis Ahora, (creo que recuerdo haberme meado un poco del susto) pasando por el degollamiento de la vaca, el bombardeo con la música de Wagner... y luego Blade Runner, con sus autos que volaban sobre una ciudad oscura, gente que hablaba lenguas raras y estos androides replicantes con ataques de violencia cuando les hacían muchas preguntas. Daryl Hannah haciendo contorsiones y ahorcando al desprevenido agente Deckard con su entrepierna... en fin... a los 13 años, y en una tarde, eso era mucho. Mis amigos odiaron Blade Runner porque querían ver soldados imperiales y naves espaciales. Yo de vuelta a la casa no solté palabra. El cine pesimista y efectista de los ochenta me había entrado hasta la médula.

Unos tres años después, conteniéndome, le di forma a una historia inspirada en Blade Runner pero localizada en Chile, en la que contaba las andanzas de un estudiante de derecho en un país sacudido por la violencia y en medio de una dictadura empresarial o algo así. Estaba pésimamente mal escrita, como era lo usual, pero con el paso de los años fue la única cosa que he escrito que no me atreví a romper. No sé por qué.

Hace un tiempo me percaté que, desde entonces, han pasado 20 años. Ya no fui un escritor amateur juvenil, al menos ni siquiera para mí mismo y mi círculo de gente. No me atrevería jamás a publicar algo porque lo encuentro indigno. Pero durante mi período de cesantía, oh acá la razón última de este posteo, recogí ese cuaderno y lo leí con algo de vergüenza. Y me percaté de que la historia en sí podía ser, como decirlo, salvada o reescrita.

Pensé en su destino inmediato. No pretendería editarla jamás porque no tiene la altura de una publicación. No soy escritor. Pero frente a la compulsión que tengo dentro por tantos años, de querer hacer que alguien lea algo de mí, es que pensé en el sistema del blog hace apenas un par de semanas. Como llevo escrito un tanto de esta versión repensada de mi clásica novela de adolescencia, sigo obstinado con la idea de que hacer entregas periódicas por blog es la mejor manera, la más digna, de darla a conocer.

En todo caso, en estos precisos instantes, recién cachando como es mi nueva pega (condoros de por medio sustanciales a cada rato), cambiándome de casa, y con una cría nueva, no he avanzado lo que quisiera. La idea es comprometerme públicamente a retomar mis riendas usuales una vez en casa, terminado el semestre de la universidad y ya está... me pongo a escribir y en agosto lanzo la primera entrega por web.

Es más, le pongo fecha: 19 de agosto.

Y como solía ser mi estilo anterior... ¿ha escrito usted alguna vez algo de ficción? Si no lo ha hecho aún, ¿de qué cosas escribiría?

jueves, abril 19, 2007

O'Higgins

Si pudiera pensar en mi héroe favorito de la historia de Chile pondría en primer lugar, sin duda, a José Miguel Carrera. Despojado de un don autoritario, Carrera ostentaba un ego tremendo. Salía a mostrarse con su caballo blanco a las plazas, gritando consignas libertarias. No lideró movimientos nacionalistas de gran envergadura ni tampoco fue exitoso como jefe. Pero estuvo metido, no se traicionó ni traicionó a otros. Además, las mujeres morían por él.

Este tipo debía estar en las monedas de 10 pesos.

Pero está O'Higgins.

Nunca me agradó O'Higgins, pero es el tipo de líder que mejor funciona en un país como éste, donde no muchos se atreven a tomar decisiones. Se establece en algunos espacios de reflexión que los chilenos carecemos de autoridad innata y que, por lo tanto, las cosas andan mejor cuando nos mandan, o cuando el peso de la autoridad recae en personas o instituciones más fuertes.

O'Higgins es, en este sentido, como Pinochet.

Y cuando establezco ese paralelo recuerdo a alguien que dijo alguna vez que el poder no se ostenta sino que se atribuye: se es más poderoso cuando otros lo consideran, no cuando uno mismo lo considera.

En ese camino, la limpieza y santificación de la condición humana de los líderes llega a extremos pasmosos.

Y a esto quería llegar. Corría mi educación básica, mis primeras lecciones de historia de Chile. En ese momento, por decreto, se tenían que asumir varias cosas: que el gobierno de Pinochet era legítimo, que la Antártica Chilena era chilena, que la Guerra del Pacífico había sido una muestra de hidalguía para recobrar lo nuestro ante dos enemigos traicioneros y que los argentinos nos habían cagado sostenidamente anexando tierras a través de la historia.

O'Higgins, en este contexto, se presentaba como padre de la patria.

Pero lo más complicado de todo era contar su historia íntima, aquella de amoríos furtivos entre criollas y soldados que finalmente terminaban en muchos embarazos sin reconocimiento. Más en crudo: durante la Colonia y la Independencia, en Chile se institucionaliza el guacho.

Y O'Higgins era guacho.

En mi colegio, la profesora tuvo una idea genial para que nosotros, desapercibidos alumnos de segundo básico, entendiéramos que O'Higgins sólo tenía madre y no padre.

"Don Ambrosio O'Higgins y doña Isabel Riquelme se miraron a los ojos y el amor existió entre ellos. Así nació Bernardo O'Higgins, padre de la patria".

Yo estaba enamorado de una chica que se llamaba Eliana, en segundo básico. Yo no había visto muchas chicas con ojos claros y ella era, claramente, un bombón. La miraba mucho. Nunca le dije nada creo y jamás ella me habría pescado, como suele ocurrir, pero... esto se transformó en un peligro. Si la miraba mucho le podía hacer una guagua. Qué miedo. Qué horror. Un Bernardo Cuevas, por así decirlo.

Intenté reprimir la atención que tenía hacia ella, pues si la miraba mucho, cagaba. De repente, en ese proceso, ella me miraba de vuelta, y ahí era como tirar en el día 14.

Afortunadamente no fui padre a esa edad. Y por un buen tiempo bajé la vista para resistir mirar a la chica que podría engendrar un nuevo padre de la patria.

jueves, abril 05, 2007

De dobles y tributos

Con algo de vergüenza ajena me encuentro frente a la televisión abierta y un hombre con una parecido caricaturesco a Marco Antonio Solís, vestido a la fuerza como él, está sentado sonriendo. Su enjuta mujer confiesa, sentadita y resignada, que le gusta que él se parezca al cantante mexicano pero no le hace gracia que las mujeres lo acosen. Porque de veras lo acosan.

El tipo hace algo así como 3 recitales por noche los fines de semana, en los que no sólo simula ser el cantante popular haciendo mímica sobre un playback. También se las da de cantante y lo hace pésimo. En algunos lugares se da la maña de pedir camarín propio y cobra mucha plata sin tributar derechos de autor, de imagen, ni nada parecido.

Ese mismo día, según alguien que me contó, el tipo apareció en un programa de tribunales de Chilevisión parece, nuevamente con su mujer. Ella acusaba que él es demasiado celoso.

Día de San Patricio: se trata de una celebración esencialmente irlandesa, en donde todo lo que se hace, se bebe y lo que uno viste lleva el color verde. Es una especie de spring break, donde aparte de ser feriado, los gringos quedan como güila y las mujeres terminan mostrando las tetas en Wild On.

Bueno, en Chile también se celebra. Y el lugar más clásico es el llamado Flannery's, de un irlandés avencindado en tierra chilena, de ese apellido, que ostenta un pub a la usanza de los bretones en el sector de Tobalaba con Providencia, con los baños meados y vomitados, una cocina donde abunda el cordero y la gracia más notable: un catálogo de cervezas y ales de la temporada (se puede conseguir Guiness real). En tres días de celebración el número más importante no es el de los bailes celtas típicos ni de las interpretaciones folklóricas sino la actuación de una banda llamada Lemon, que desde hace varios años tributan temas de U2.

Lemon, dentro del universo de imitadores y tributos, es una banda que lo hace muy muy bien. Si cierras los ojos, te tomas el trago verde y hay alguna gringa a tu lado tarareando, jurarías de guata que estás en un pub en Dublín con U2 como invitado estelar. Preocupados de las notas, de los equipos que usan, los efectos, secuencias y con un notable trabajo de voz de su vocalista (que tiene además un digno acento al cantar), Lemon no sólo es el escándalo mayor para la gente que se va a celebrar algo tan ajeno como San Patricio sino que enloquece, literalmente enloquece, a los gringos y gringas que van al lugar. Al vocalista se le cuelgan las gordas y rosadas gringas borrachas, lo besan, lo abrazan.

El pasado mes de marzo la gente hablaba de ir a ver a Pink Floyd. Bueno, como que Roger Waters vende un poco esa idea reactualizando la presentación del disco The Dark Side of the Moon, a mi entender el mejor disco de los Floyd. Luego de una mezquina reunión para cuando se realizó el espectáculo de aniversario de Live Aid, nunca ha habido hechos concretos alrededor de esa reunión. Dave Gilmour ha sido algo más honesto y publicó paralelamente un disco solista de sorprendente calidad, On an island. Así, Waters se lleva todos los aplausos de un público súper poco exigente, que está convencido que tiene a Pink Floyd enfrente. Creo que se necesita algo más que uno de ellos para escuchar algo dignamente cercano a la formación de cuarteto original. No lo digo de resentido, pero Waters fue el que finalmente arruinó el universo creativo de los Floyd volcando todo su ego en discos muy malos. Por otra parte, Gilmour obtuvo el permiso para usar el nombre de la banda y compuso dos discos de cierta resonancia pero vacíos de ideología, A Momentary Lapse of Reason y el complaciente The Division Bell.

Aún así, cientos de fanáticos de Floyd encuentran alivio también en bandas tributo. Otros números clásicos tienen sus respectivas bandas tributo también: Sweet Rose versionan a los Guns N Roses, Ballbreaker a los AC /DC y hay muchos otros, de muy buena calidad, versionando a Rush, Deep Purple...

Nos gustan las suplantaciones. Nos conformamos con las suplantaciones. Probablemente la cordillera, la extremidad geográfica, las pocas posibilidades de que números musicales de importancia lleguen a nuestros estadios. No lo sé. Pero al no ser tan exigentes a este respecto nacen una serie de fenómenos de imitación que son, paradojalmente, muy nuestros, muy chilenos.

Es cosa de ponerlo a prueba. Los concursos más exitosos en Chile tienen que ver con imitadores o suplantadores, desde el disfraz hasta el sonsonete.

jueves, marzo 15, 2007

ONISESA TEHCONIP

Hoy me regalaron La Segunda en la esquina de Las Condes con Padre Hurtado. Ustedes entienden que jamás compraría el diario de Zegers por su complicidad con el régimen de Pinochet y esas cosas (soy chapado a la antigua) pero invitablemente recordé uno de los episodios más notables en la historia del oscuro periodismo de la dictadura. Un episodio que tiene que ver con este triste diario llamado "La Segunda" y su horrible combinación de logo verde con letras rojas.

Corrían los tiempos duros. Grandes protestas, caceroleos, allanamientos, el atentado de la cuesta en contra del gobernante y su comitiva. Mataban pacos. Los milicos se metían a las poblaciones, desaparecía gente, degollados, las calles regadas de panfletos con caricaturas de Pinochet. En fin.
Bueno. Y un día, en "La Segunda", se publicó una carta de una ciudadana húngara o rumana que había llegado a Chile en circunstancis de exilio de los países del Pacto de Varsovia. En ella, la mujer defendía a ultranzas el régimen militar, diciendo que el país tenía que agradecer su intervención en el 73 y la forma como estaban llevando a cabo la reconstrucción luego de un gobierno de delincuentes comunes y epitetos del estilo.

Firmaba de la siguiente forma: ONISESA TEHCONIP.

Sería la premura, los tiempos que corrían, el nervio o simplemente el descuido pero el nombre escondía un atentado mortal para el comité editorial de turno: leído al revés decía Pinochet asesino.

La prensa contestataria de entonces, semanarios en su mayoría, se mofaron por mucho tiempo de esta gracia pues era bien común pensar que ser adicto al régimen militar era sinónimo de ser idiota.

No sé cuántos fueron despedidos del diario en esa ocasión pero el golazo fue recordado por mucho tiempo. Y como los protagonismos eran anónimos, a diferencia de hoy que se sabe todo lo que hace cualquiera, jamás supe quién mandó la carta.

sábado, febrero 24, 2007

No crea todo lo que ve (o también... ¿es que acaso nadie más lo ve?

Sentado en mi nuevo cuchitril, un lugar de cielos altos y vigas de madera a la vista, sin ventanas, pero con una ubicación agradable, recibo una llamada telefónica a un par de días de la visita de Coldplay, en la cual me invitan a compartir unos minutos con la banda británica. No se trata de un privilegio ni un homenaje, pero encabezando la dirección de un canal de cable y por la historia que tuve en la radio sigo manteniendo ciertos ritos. En este caso, algunas personas van a compartir unos minutos con los tipos con los que hemos trabajado por años (difundiendo su música se entiende). Lo anterior nos daba pie a los invitados para quedarnos al show.

Este tipo de actividades se hace permanentemente. Varía según la personalidad o cercanía que los artistas tengan con sus compañías discográficas, y el ánimo con el que vengan. A veces, si el vuelo ha sido malo, si alguien martilló algo afuera de sus habitaciones, los artistas simplemente deciden que no quieren ver a nadie y punto.

El ritual es bien sencillo, también con variaciones. Te meten a una sala del backstage vip del artista, y te sientas a esperar. Luego, entra un road manager o alguien de la producción de la banda y te da ciertas directrices (cosas que no puedes hacer o mencionar a los artistas) y luego esperas. Después, en algún momento, el o los artistas entran, y tienes una conversación muy formal y tiesa, a veces casi inexistente, y te sacan una foto.

Punto, nada más. Sales de la sala y hay otro grupo de personas que hará lo mismo.

Son dos o tres minutos de gloria con las glorias del espectáculo.

Recuerdo que, por ejemplo, Lenny Kravitz era muy soberbio y pesado, pero te saludaba amablemente y posaba pa la foto sin sacarse los lentes siquiera. En el caso de Coldplay tuvimos una grata conversación sobre mariscos chilenos, sobre Valparaíso, y sobre una entrevista que yo les hice hace dos años en Estados Unidos luego del festival Coachella. Les di las gracias porque esa conversación nos había servido un montón. Chris Martin se mostró sorprendido porque todos teníamos la sensación de que en Chile tocarían temas inéditos: "Acá en Chile incluso Yellow es inédita", dijo algo sorprendido. Reconocieron eso sí que estaban ya componiendo para el nuevo disco.

Acto seguido, foto y luego gracias y hasta luego.

Cuando me mandaron la foto por mail me percaté que yo salía con cara de huea entre los 4 músicos, y que el resto de los invitados estaba a ambos extremos de la toma. Entonces se me ocurrió inventar lo del homenaje a la desaparecida Sonora Rock & Pop. Corté la foto por ambos lados y escribí la columna en la cual, supuestamente, Coldplay homenajeaba al huevón ocurrente que inventó "Hielo".

Pensé que sería un gran chiste, sobre todo porque en el recital mismo hubo gente que gritó "hielo" y los que me rodeaban me echaron la talla con que se acordaban mucho de la versión penca.

Nunca pasó nada de eso en la realidad.

Lo peor de todo es que la cosa se fue por otro lado. Poco a poco, los posteos de mis amigos se fueron yendo hacia argumentos como "qué bueno que por fin alguien reconoce algo" o "qué bueno Pato, si tú eres talentoso".

El porcentaje de creyentes fue en aumento, incluso a sabiendas de que el artículo decía mentiras explícitas como la alusión al cultivo de olivos amargos, cosa que me gustaría hacer en todo caso.

El punto es que probablemente tenga todo esto que ver con la realidad de la comprensión de lectura en nuestro país. Hay un amigo mío que dice que yo no explico bien las cosas y que me enredo en exceso. Ahora que veo que las viejas salen a buscar micros a la calle y no han leído el puto mapa del Transantiago también me queda una sensación de sospecha.

El punto es que este posteo es para reafirmar que ese artículo del homenaje de Coldplay está absolutamente descontextualizado y que nada de lo que ahí se sostiene, incluso lo de los olivos, es real.

Muchachos, lean con más atención... no crean todo lo que ven.

viernes, febrero 16, 2007

COLDPLAY REALIZA HOMENAJE POSTUMO A SONORA ROCK & POP




"Es ese tipo de canciones que te hubieran dado ganas de componer", sostiene Chris Martin, el líder de la banda inglesa Coldplay, por estos días realizando tres presentaciones en el Espacio Riesco de Santiago de Chile. "Hielo tiene un sonido y una temática que nos atañe y nos afecta profundamente... ha inspirado toda nuestra carrera".


"Hielo" debe ser la canción más importante de la carrera de la Sonora Rock & Pop. Sus integrantes, locutores y productores de la radio de ese nombre, decidieron difundir su música por otras vías que no fueran las de la emisora, para probarse a sí mismos. Incluso se negaron a la posibilidad de editar un disco. De acuerdo con estimaciones estadísticas, los compilados de temas de esta banda que se han vendido pirateados a la fecha deben superar las 500 mil copias solo en Chile.


Así, cuando supieron que venían a Santiago, los integrantes de Coldplay pidieron una reunión con la Sonora Rock & Pop, ignorando que ya estaban disueltos. Las diferencias irreconciliables de la etapa final frustraron este encuentro, pero fue posible, al menos, ubicar al autor de la canción, Pato Cuevas, dedicado por estos días al cultivo de olivos amargos. Cuevas recibió el saludo y homenaje en la carpa VIP que los ingleses tuvieron en el Espacio Riesco.


El road trip que describe la canción "Hielo", acerca de un tipo que quiere tomarse un ron pero no encuentra hielo y luego sale a buscarlo a algún boliche para luego caer y golpearse la cabeza, conmovió a los miembros de Coldplay, especialmente a Chris Martin. La idea inmediata e irresistible fue versionar, con una letra distinta pero fonéticamente análoga, esta canción del colectivo chileno. "Yellow", presente en el disco debut de Coldplay, "Parachutes", no tiene nada que ver en su desarrollo con "Hielo". Pero mantiene su dramatismo y fuerza con un leit motiv que cierra de manera brillante en un epílogo dulce y melancólico.


Coldplay no deja de tocar esta canción en los escenarios de todo el mundo. En esta presentaciones en Chile la colocaron como el tercer tema de su repertorio.


"Hubiese esperado que más gente acompañara la versión en español pero los chilenos son muy amables y cantaron mucho más la versión nuestra en inglés", agrega Chris Martin.


Pato Cuevas, autor de "Hielo", en medio de este homenaje, se encuentra un tanto nervioso: "No me lo hubiera esperado jamás... pero suele pasar en este país que el reconocimiento llega tarde. Me hubiese gustado que el resto me acompañara pero eso es algo que no puede ser por ahora, aunque si ya se reunió The Police... todo es posible"


Los integrantes de Coldplay junto a Cuevas departieron un momento íntimo sin la presencia de medios de comunicación.

martes, febrero 06, 2007

Visita a los estudios de Rock & Pop


En la fotografía adjunta podéis ver a las siguientes personas: Nicolás Copano, conductor de "El Mañanero", Sergio Lagos, el que viste y calza y Mane Campos.

No es una foto del pasado glorioso de la radio. No es una foto de nuestros mejores momentos. Odio la sensación del tiempo pasado mejor que el de ahora.

Esta foto la sacamos la semana pasada.

Sergio Lagos, embarcado hace más de un año con la idea de hacer un disco me interpretó en guitarra de palo una vez en su casa una serie de canciones que había compuesto en su período de mayor intimidad. Ustedes tienen que entender que un tipo con ese nivel de exposición puede fácilmente volverse loco si no descomprime su espíritu con alguna actividad. Yo a Sergio siempre lo he visto como un tipo inquieto y si hay algo que lo distingue del resto de los mortales es que jamás le ha hecho asco a la pega. Se mete en sus asuntos profundamente, no deja nada al azar, no deja que nadie tome decisiones por él.

Y bueno, el momento de hacer el disco llegó en un momento interesante, un poco antes de que él sea nuevamente animador del Festival de Viña. Me enteré que estrenaría su nueva canción, Telephone, en el programa de Copano.

Copano, por su parte, un experto en mediatización, me llama por teléfono y me sugiere lo siguiente: "Hueón, imagínate a los tres conductores de la mañana de la Rock & Pop nuevamente ahí en un programa". Yo le dije que estaba loco, que no podía ser, que esos días ya estaban atrás, que había que madurar, que había que superar etapas.

Así que finalmente fui.

Después de unos meses de mi salida tan amarga, después de saberme un histórico que salió para no volver, me encontraba de nuevo, a las 10 AM junto con mis ex compañeros, junto a un grupo de personas que labora allí que yo no conozco y junto a Sergio y a Nicolás, abriendo el programa y hablando como en el pasado.
Uno piensa que estas cosas son episodios que no tienen tanta importancia pero cuando comienzan a estallar los teléfonos, cuando uno escucha a Sergio con su estilo tan particular de locución, cuando escuchas a Copano robarse la película y uno se escucha a sí mismo y funciona, es porque esa radio fue la casa de uno. Y en la casa de uno siempre se puede volver. Siempre.
No me esperé jamás haber sentido esa alegría de estar ahí, de saludar a tantos amigos, de escuchar a la gente y de leer mails.
Absolutamente inesperado.
Todo lo anterior indica, por cierto, que mi salida de la radio fue algo absolutamente necesario y bueno. Cuando hay cariño de vuelta es porque las cosas salieron bien. Lo más notable, hablando mucho más en serio, es que cualquier día de estos puedo regresar para estar con mis amigos. Con mi familia.
Es como en el canto de estadio: "Lo llevo dentro".

jueves, enero 18, 2007

Si vamos a seguir... ¿en qué condiciones?

Hace algunos días les contaba mi intención de cerrar este espacio. Incluso me despedí. No he vuelto porque me hayan echado antes de mi primera semana en Via X. No, señor... todavía no me echan. El punto es que se vino de pronto encima, al menos por un tiempo, el sinsentido del título de este blog. Al no ser cesante, qué interés puede tener seguir escribiendo y respecto de qué.

Leí sus últimos posteos y no tengo más que palabras de agradecimiento por sus deseos de suerte.

Y todo esto tiene que ver con aquellos que sugieren que siga.

Entonces, como lo he hecho otras veces, quiero preguntarles a cada uno de mis amigos: ¿cómo debe continuar el blog y qué queréis leer en este espacio? Ojalá encontremos algo fructífero. A mí no se me ocurre. De partida, no puedo contar los entretelones de mi función en el canal porque pertenece al ámbito de la confidencialidad. Entonces, me entrampé.

Agradezco desde ya sus siempre importantes mensajes.

Afectuosamente,

CUEVAS

sábado, enero 13, 2007

Ya no soy cesante

Conseguí pega, muchachos. Me voy a la tele. Y lo que me sucede es algo muy similar a lo que viví en mis primeros días de radio, cuando no tenía idea de nada y llegué a hacer de todo. Acá es un poco parecido porque me voy a un lugar que entiendo desde mi posición de telespectador. Pero no sé del fierro de tele. No sé cómo se hace ni cuánto se demora uno en hacerlo.

Las cosas se fueron delineando de manera curiosa, a la vez que cruel y afortunada. Primero porque vi con algo de estupor como mis días de radio se terminaban sin remedio. No coincidí nunca con ningún poryecto, rechacé ofertas por inconveniencia y no me pescaron donde sí quise ir. La vida del cesante es un poco eso. Echar los dados a la mesa y desear un mundo conveniente. Pero nunca es como uno quiere.

Paralelamente, no sé si quería volver a la radio. Si automáticamente las cosas hubiesen sido así tal vez ni siquiera me lo hubiese preguntado. Pero cuando me percaté que era más probable no hacerlo, al menos no inmediatamente, también caí en cuenta que era mejor cuestionárselo todo en este minuto, y proceder hacia otros mundos. Darse cuenta, por ejemplo, que el mundo de la radio o el mundo donde uno ha crecido en definitiva, no lo es todo. Que existe algo allá afuera, y que hay cosas que uno siempre puede aprender y cosas que sabes que puedes aplicar.

Así, Cuevas se va a la tele.

Las condiciones son buenas pero me asustan. Estoy a prueba los primeros tres meses, como corresponde en toda pega. La mejor parte, la parte que más me satisface, es que me dejan manejar mis horarios, para poder seguir haciendo clases en la universidad, dirigiendo tesis de pregrado y tengo la opción de poder hacer radio si existe una posibilidad.

Hoy me compré un cuaderno donde trabajaré mis ideas, donde diagnosticaré con fechas y plazos y donde me haré dibujitos sobre cómo entiendo el medio.

Mi primera reunión de trabajo es el lunes en la mañana. Me presentarán al equipo entero y ya tengo alguna noción de cuáles son los primeros objetivos específicos de mi labor, que tiene que ver con asesorías creativas, coaching estratégico y edición de contenidos en ciertos programas.

Ahora, cómo se traduce eso en pega, no tengo pico idea.

Mis sensaciones inmediatas son ansiedad, una pizca de miedo y en gran parte satisfacción. Nunca quise ponerme plazos. Nunca quise pensar que llegada cierta fecha estaría en problemas. Pero también siento que si esto no funciona, si yo no funciono, voy a estar en serios aprietos. está bien, me concientizo para no pensar esa posibilidad pues lo único cierto es que ya firmé un contrato y no hay vuelta atrás.

No sé que hacer con este espacio. Podría rebautizarlo y contar aspectos atroz de aburridos de mi vida personal. Pero me temo que con lo que se me viene en pega, no tendré tiempo.

Entonces, mirando las cosas más en su cruda realidad, les cuento que estaré concentrado lo más posible en mi nueva vida, que trataré de dar lo mejor de mí para que funcione y espero poder llegar a fines de este año satisfecho de este nuevo camino.

Via X es un canal que siempre me provocó simpatía. Me parecía atrevido a veces y desde hace un tiempo que lo sigo periódicamente. Pienso en sus talentos y en su mirada y me siento nuevamente un privilegiado, un hueón con mucha cuea.

¿Y la radio?

No sé. Por ahora no la extraño. Pero siendo un animal de esa escuela, es probable que pronto esté de vuelta, ojalá como siempre me gustó, en un programa de primera mañana, de esos que comienzan a las 6 y media o 7 de la mañana. Ese es mi mejor horario.

Suerte a todos en sus vidas. Cuídense. Y nos veremos (o escucharemos) pronto.

Adiós.

CUEVAS

PD: ¡¡¡Vean VIA X!!!

viernes, enero 05, 2007

Keep your friends close and your enemies closer

Sentado en una banca justo abajo de las torres de Carlos Antúnez, uno se percata de que hay otros cesantes alrededor. Tienen una actitud distinta al del resto de los mortales. De partida, no están apurados, aunque simultáneamente ostentan la cara de la desesperación en mayor o menor medida. Proyectan la vista hacia el horizonte, un poco imaginando hasta cuándo dura la tregua, hasta cuándo echando los huesos, mientras los otros seres humanos, los que hacen magia para poder salir un minuto de sus pegas de mierda y mal pagadas a sus trámites varios, pasan apuradísimos enfrente.

Suena el teléfono.

Me llama una persona de la cual no tengo buenos recuerdos. Es más, si soy algo más sincero, diría que esta persona en cuestión me cae como la callampa. Es cierto, uno no es el buen samaritano que debería ser. Por estilo, pensamientos, actitudes, o por química simple, hay gente que sencillamente no tolero. En un ambiente de trabajo, sabemos identificar claramente a aquellos que nos desagradan e intentamos por todos los medios de no relacionarnos, incluso con el riesgo explícito de impedir nuestro desarrollo profesional.

Pues bien, este que me cae como la callampa me llamó porque me había recomendado para una pega. No tenía por qué hacerlo. Quizás tampoco yo le caía tan bien. Nunca tuvimos confianza ni una relación de trabajo tan cercana. Pero se acordó. Quedé un poco intimidado por su llamada.

Al rato, me llamó la persona a la cual este tipo que me cae como la callampa me había recomendado. Más metido quedé.

Entonces recordé "El Padrino II". Michael Corleone, explicando su filosofía de vida dice lo siguiente: "Hay muchas cosas que mi padre me enseñó en esta habitación. Me enseñó: mantén cerca a tus amigos, pero aún más cerca a tus enemigos".