jueves, marzo 15, 2007

ONISESA TEHCONIP

Hoy me regalaron La Segunda en la esquina de Las Condes con Padre Hurtado. Ustedes entienden que jamás compraría el diario de Zegers por su complicidad con el régimen de Pinochet y esas cosas (soy chapado a la antigua) pero invitablemente recordé uno de los episodios más notables en la historia del oscuro periodismo de la dictadura. Un episodio que tiene que ver con este triste diario llamado "La Segunda" y su horrible combinación de logo verde con letras rojas.

Corrían los tiempos duros. Grandes protestas, caceroleos, allanamientos, el atentado de la cuesta en contra del gobernante y su comitiva. Mataban pacos. Los milicos se metían a las poblaciones, desaparecía gente, degollados, las calles regadas de panfletos con caricaturas de Pinochet. En fin.
Bueno. Y un día, en "La Segunda", se publicó una carta de una ciudadana húngara o rumana que había llegado a Chile en circunstancis de exilio de los países del Pacto de Varsovia. En ella, la mujer defendía a ultranzas el régimen militar, diciendo que el país tenía que agradecer su intervención en el 73 y la forma como estaban llevando a cabo la reconstrucción luego de un gobierno de delincuentes comunes y epitetos del estilo.

Firmaba de la siguiente forma: ONISESA TEHCONIP.

Sería la premura, los tiempos que corrían, el nervio o simplemente el descuido pero el nombre escondía un atentado mortal para el comité editorial de turno: leído al revés decía Pinochet asesino.

La prensa contestataria de entonces, semanarios en su mayoría, se mofaron por mucho tiempo de esta gracia pues era bien común pensar que ser adicto al régimen militar era sinónimo de ser idiota.

No sé cuántos fueron despedidos del diario en esa ocasión pero el golazo fue recordado por mucho tiempo. Y como los protagonismos eran anónimos, a diferencia de hoy que se sabe todo lo que hace cualquiera, jamás supe quién mandó la carta.