Mucha pega, poca pega

¿Pueden ustedes creer que hay una llave de un lavaplatos de unos parientes míos que no ha sido arreglada en más de 6 meses y gotea insistentemente antes la mirada impávida de todos los integrantes de esa casa? Bueno, a veces el realismo mágico es real. Realismo que es creíble sólo en el país de las cosas increíbles. Muchos de nosotros pensábamos que el mejor regalo para ellos podía oscilar entre una llave nueva o una estatua de una mina en pelota para adornar el lavaplatos como pileta de plaza.

En uno de los corajudos intentos de poder contactar a un gásfiter o plomero que pueda hacer la pega, nos encontramos con respuestas aún más notables, entre las que se incluyen:

- "Son 40 mil pesos más materiales"

- "Llámeme mañana... ¿dónde me dijo que era la dirección?

- "Es que sabe qué... TENGO MUCHA PEGA"

Uno de esos huevones llegó a la casa y no continuó la reparación de la llave porque, como dijo textualmente, "no encontré la llave de paso". Y no volvió.

El mismo día, uno de los impávidos integrantes de la casa de la gotera se topó de bruces a la salida de su casa con un hombre de aspecto decrépito que tenía tijeras, pala y picota al hombro:

"Déjame hablar con tu mamita", dice el hombre.

"Mi mamá no está", dice mi pariente.

"Quedé de hablar con tu mamita"

"¿Por qué?"

"Porque me iba a dar trabajo para que le arregle el jardín"

"Señor, este es un edificio de departamentos con jardín común. El conserje se encarga de la mantención... podría hablar con él si gusta", le explica mi pariente.

"Ya", dice el viejo, se da vuelta y se retira, afectado.



PD: Me voy. Esta vez de vacaciones. Estaré fuera un tiempo. Enriquezcan este espacio con sus siempre oportunos comentarios que como buen cesante siempre leo con atención. La pregunta subyace obvia: por qué un huevón cesante como yo se va de vacaciones. No lo sé. Pero probablemente tiene que ver con que el futuro no se me ha venido encima aún. Suerte a todos. Adiós.