miércoles, septiembre 26, 2007

El fin de otra etapa

Acabo de enterarme hace algunos minutos atrás que un amigo se vuelve a Concepción luego de haberse propuesto encontrar pega hace un año atrás. La semana pasada, otro amigo nos contó que será padre. Un tercero tuvo un salto en su carrera, también hace unos días. A otro lo pateó su novia y su mundo se vino al suelo.


Yo, por fin, luego de siete meses de desencantos y rabias, me mudo a mi casa. A la casa que estuvimos intentando remodelar todo este tiempo. Y hoy me llamaron para una oportunidad de pega.


Sucede periódicamente que los cambios que me afectan, aquellas cosas buenas y malas que marcan antes y después, son prácticamente simultáneas en las realidades de otras personas cercanas.


No encuentro pega aún. Pero me siento diferente. Pienso además que en mis seis meses de VIA X no me sentí necesariamente empleado o trabajando. Algo había ahí que no funcionó. No hablo de la empresa, hablo de mí mismo. Pero no me arrepiento de nada.


Estuve leyendo pacientemente los comentarios que se agregaron a mi posteo anterior, un ejercicio de ironía frente a la posibilidad absurda de la jubilación anticipada, y me quedó dando vueltas eso de que uno empuja ciertos procesos con la energía que llevamos dentro. Si lo llevo al terreno de la creencia popular, puede que algo de cierto tenga eso de que no haber cambiado el nombre del blog a tiempo me haya hecho sentir que no estaba intrínsecamente ocupado o que no haya dejado totalmente de estar cesante.


Y hoy pensé: "tamos listos... el fin de semana me voy a mi cuchitril". Entonces, el título de este blog no me representa ahora. O no pretendo prolongar esto por más tiempo. No sé cuánto me demore en generar una oportunidad de trabajo. Pero eso ya no me importa porque estaré en mi cuchitril.


Así, este es el posteo final de YO SOY CESANTE. Este blog se cierra. Y yo no volveré a escribir por un tiempo. En todo caso, el ejercicio libre de estos 39 comentarios personales seguirá en un nuevo blog que ofreceré a ustedes desde este mismo lugar. Es decir, colocaré el link correspondiente cuando sea el momento. Su nombre será CUEVAS EN SU CUCHITRIL.

Ah, por cierto... con respecto a la novela por entregas... créanme que me haré el tiempo de reescribir lo que perdí y la someteré a vuestra opinión.

Muchas gracias.

Adiós.

jueves, septiembre 20, 2007

¿Me jubilo?

Me jubilo anticipadamente. Hice los cálculos. Ganaré una mierda pero no trabajo más. A mi mujer le está yendo bien en su pega y se está proyectando. Me jubilo porque agoté posibilidades en las partes donde me gusta.

Y no me gustaría trabajar en pegas que no me gusten.

Tampoco me gusta que me paguen poco y dar todo mi tiempo en una pega que no me satisfaga.

Sé cambiar pañales, contar cuentos, cocinar, restregar ropa vomitada, llevar y traer pendejos al jardín, hacer pedidos de supermercado. Con eso puedo jubilarme anticipadamente ejerciendo de dueño de casa, sin tener que disponer de ayuda con nanas ni nada parecido.

Pienso inclusive que arreglando mi casa aprendí yo mismo a arreglar todo tipo de cachos y estoy dispuesto a capacitarme en los cursos gratuitos que hace el Homecenter y así nada más de maestros, que es mi único terror en la vida. Yo arreglaré las llaves, los enchufes e incluso parcharé los hoyos y colocaré las trampas para ratones metido en la gatera.

Me jubilo anticipadamente porque quiero ocio. Porque ni cesante he sido o he podido ser ocioso. Quiero espacio para leer cualquier huevada que me llegue a las manos. Quiero no tener que proecuparme de que me llamen de una radio para locutear o para cualquier otra pega que implique cambiarme de rubro. No quiero. No quiero trabajar nunca más. Quiero que sean las 11 AM y estar en el pequeño patio de mi casa. Quiero perder la noción de los días de semana. Quiero ver la novela brasileña del 13 de las 2 de la tarde ya almorzado.

Me niego a instalar la oferta de riego automático que me hicieron. La manguera la manejo yo. Quiero cultivar yerbabuena y albahaca todo el año. Quiero escuchar a otros locutores trabajando mientras revuelvo la cazuela y tiendo la ropa. Quiero hacer un asado a mitad de semana en un mes que no sea septiembre.

Quiero comprarme un equipo de música decente... chucha qué caro... necesito una pega por la mierda.

sábado, septiembre 08, 2007

Técnicas Manuales

En mi época de colegio, hace ya un par de milenios, Carlos Santelices era nuestro maestro de un ramo bautizado confusamente como "Técnicas Manuales". Obligatorio hasta segundo medio, en él transcurrían todo tipo de manufacturas, desde ornamentales hasta las más prácticas. En alguna etapa incluso separaban a los hombres para el taller de remaches, ensambles y soldadura al arco, mientras las mujeres entraban en el plano de la economía doméstica y hacían queques que no subían (nos perseguían para comernos esas mierdas)

Nuestro colegio contaba con una infraestructura decente en este sentido. La sala de la especialidad estaba en el ala más antigua. En unos estantes altos estaban varias herramientas a la vista. Siendo más pequeños imaginábamos cuándo sería el día en que Santelices nos haría usar la soldadura al arco, por ejemplo.

Entre sexto y octavo básico sudamos haciendo dibujo técnico. Yo no era malo para el dibujo pero la precisión de los planos en hojas de papel mantequilla era de alta exigencia. Santelices revisaba cada trabajo con escuadra en mano. Descontaba puntos por manchas. Entonces, yo le andaba entre el 3,5 y el 4,5.

Cuando nos hizo origami, todo el curso aprendió a hacer un complejo loro de papel. Yo me saqué un 2. Me frustré tanto que mucho después de la evaluación aprendí sólo y ese loro de mierda es lo único que sé hacer en papel. Me sale mejor incluso que el barquito chileno de papel.

Así, un ramo que era nominalmente salvavidas para estar a la par con Artes Plásticas, Religión y otros del estilo, pasaba a la liguilla de arriba junto a Biología y Matemáticas.

En media, entramos, como ya dije, en el trabajo de maestreo al cien.

Todo iba bien, pero el profesor Santelices tenía enemigos. Mis compañeros lo pelaban. Y claro, él era un tipo sin gran educación y hablaba mal. Otros profes lo miraban feo, como el castor de Filosofía o el palillo de Castellano.

La joya: en el curso de mi primo, Santelices estaba en medio de la explicación de cómo hacer un ensamble de madera. Uno de los alumnos, quizás aburrido de la larga explicación del maestro, le pregunta si es posible leer un manual de instrucciones para luego cortar la madera así de rompe y raja. Santelices le dice que no es posible, y se lo explicó con el siguiente ejemplo: "Es como si yo les estuviese enseñando a nadar y les paso un manual... ¿qué pasaría?... Me le ahogan todos pues..."

La expresión trascendió todos los cursos.

Al año siguiente, Santelices no fue más profesor en el colegio.

Ahora me acordé mucho de él porque me he tenido que colocar a hacer cosas que los nuevos maestros de mi casa dejaron al peo. No sé cómo nunca nadie hizo una película de terror con maestros de la contru. La única fue una comedia con Tom Hanks llamada Hogar Dulce Hogar (The money pit).

No sé si Santelices seguirá vivo por ahí. Ya tenía sus años cuando nos enseñó. Pero si al menos puedo cambiar un interruptor sin que me dé una descarga, es gracias a él.